Pedro Marrero | @marrero_pedro

Entre lágrimas, las suyas y las de mucha gente, Suso Santana finalizó su etapa como futbolista profesional. El ciclo de la vida no se olvida de nadie. Para muchos, aún le quedaba gasolina para rato. Pero, esto es otra historia. Suso, simplemente, tras pensarlo, repensarlo y consultarlo detenidamente en su entorno más íntimo y cercano, decidió finalizar una etapa de su vida para comenzar otra.

Atrás, muy atrás, para el tinerfeño y para quienes le vimos dar sus primeros pasos con el primer equipo, queda aquella pretemporada en Barlovento. Sinceramente, poco más recuerdo de aquel verano. Era lo de siempre: viaje a La Palma, entrenamientos, ruedas de prensa, partidos amistosos, fichajes, regreso a Tenerife y calor, mucho calor.

Pero, sí recuerdo a los jugadores que dejaron una huella de verdad. La de Suso, por ejemplo. Una muy profunda, lo que le llevó a formar parte del selecto ‘club’ (Alberto Molina, Toño Hernández, Felipe Miñambres y Suso Santana) de futbolistas que sudaron y sangraron la camiseta y el escudo del CD Tenerife durante más de 300 partidos.

Aquí, en la sede de la Asociación de Prensa Deportiva, entregamos los reconocimientos correspondientes a los citados miembros del ‘club de los 300’ durante la última edición de la Gala -virtual, ya que no iba a ser la APDT la única institución no afectada por el virus- del Deporte. Suso estuvo ahí, por supuesto. Con mascarilla y con humildad. El mismo Suso que se sentó, nervioso, ante un servidor y resto de compañeros de medios desplazados a Barlovento, para darlos sus primeras declaraciones. Hará, más o menos, un par de siglos.

Sí, el mismo Suso de siempre: sonriente y agradecido, mostrando todas esas virtudes que han hecho que la afición blanquiazul le mire como a un familiar, como a un amigo. La misma afición que pidió su renovación, la que pide que siga en el club, la que sabe reconocer qué jugador arriesga su integridad física en cada partido.

Suso Santana dijo adiós a eso de partirse la cara dentro de un rectángulo de juego como profesional. Al hacerlo lloró y nos hizo llorar a todos. Pero el fútbol seguirá siendo su trabajo, y el club su casa, como siempre. Porque, el fútbol en activo se puede dejar, pero del CD Tenerife no se retira nadie.

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